Fobos y timos: amigos leales

Nov 7, 2012   //   by Nuria Ros Cubel   //   Artículos  //  Sin comentarios

Angst-Tiefgarage 2740

Las fobias máxima representación del temor llamado irracional del que en la mayoría de las ocasiones se ignora cuál es el origen. La etimología de la palabra es por sí significativa tanto en su versión  griega como latina, Fobos para la primera representación del pánico y del terror, y Timor para la segunda sin más aclaración   porque nos resulta claro.

¿Cuántas veces nos encontramos comentando temores extraños e inexplicables que padecemos o el de otras personas que conocemos?

Cierto es que muchos de ellos son como muy funcionales y nos permiten llevar lo que se viene llamando una vida normal, si por ejemplo nos paraliza la visión de los caballitos de mar, habitando por estos lares es bastante sencillo evitarlo. Pero como bien sabemos no es siempre tan sencillo y puede ser que nos resulte demasiado familiar alguna experiencia que ya puede empezar sus consecuencias con tan sólo pensarla.  Viene a la mente la imagen, el hecho, se percibe la tensión muscular, bueno eso si se es consciente, pero al menos la punzada de dolor que otorga la rigidez, se seca la saliva en la boca pastosamente, quizás ya hemos llegado al nudo en la boca del estómago, un poco más todavía se encajan las mandíbulas, la aceleración cardiaca es tremenda, falla la respiración e intentas desesperadamente controlar tu cuerpo, tu mente, la situación. Quizás en alguna ocasión logres frenar el “descarrilamiento” de tu tren interior, pero lamentablemente muchas otras te precipitas y se desborda todo intento de retroceso y deriva en un ataque de ansiedad generalizado que tampoco se para ahí y llega al de pánico dejándote completamente invalidado y paralizado. Si esto acabara aquí te darías por satisfecho valorándolo como una pésima experiencia, pero no primero te queda el halo de la angustia a que esto vuelva a suceder y estás pendiente del mínimo indicio, y terminas por ver lo que detestas ver, y por sentir lo que puede ser y decides vivir en alerta y vigilante con unas cuantas pastillas rápidas que echarte a la boca.

Van cambiando los estímulos objeto de la pasión de la fobia concreta que las hay para todos los gustos y muchas con nombres impronunciables, eso sí muy cultos. Podemos hacer una entrada con la amaxafobia que por el significante seguramente la conocen cuatro pero por el significado la padecen unos cuantos, que es el miedo a conducir vehículos. Otra para seguir que tiene aquella singularidad con la que definimos que tal o pascual es “más raro que un perro verde”, la afenfosfobia o miedo a ser tocado. Sin extendernos en exceso pero a título de curiosidad, una que esta nutrida por la intolerancia y la rigidez, la alodoxafobia o miedo a las opiniones. Desde luego  podríamos continuar hasta más o menos las quinientas fobias con difíciles fonemas pero nos pararemos aquí. Al final de la partida las consecuencias somáticas y de detención son similares y al respecto del por qué y del para qué emergen y se instalan en la persona habría que tratar individualmente cada uno de los casos y para ello estamos los profesionales en Psicología.

Además del obvio sufrimiento, de la esclavitud anticipatorio a la “posible crisis” de ansiedad o incluso de pánico, queda otra pregunta en el aire y que sería adecuada que enraizase en su realidad, ¿qué ganancia secundaria obtiene de su fobia?. El remedio, la solución y la liberación es posible con el adecuado apoyo y tratamiento psicológico y está en sus manos elegir.


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