Autoengañarse es fácil
Jul 19, 2012 // by // Artículos // Sin comentarios
Autoengañarse es fácil. Asistimos a un espectáculo deportivo muy popular y con tradición. No importa no ser el elemento activo que quema la adrenalina o el que cobra cifras astronómicas, al menos en nuestra esfera occidental, por estar en forma. También es irrelevante que los que gustan de esta “droga muy sana”, a lo mejor por gozar de esa exhibición de ¿deportividad? Se empeñan económicamente lo que no tienen. Lo trascendente, lo sublime, lo imperioso, lo esencial es que ese sacrificado espectador por un período de tiempo breve (hora y media, dos, cuatro…depende) se olvida de sí mismo y de su malestar cotidiano para transportarse. Es más si se saborea la victoria de estos representantes, el anónimo se viste con la identidad del exitoso y abandona su sentimiento de nimiedad, su angustia, sus problemas.
Por supuesto que tenemos muchas más modalidades para aparcar nuestra baja autoestima, nuestros ánimos fluctuantes, nuestras frustraciones, nuestra impotencia, nuestra rabia…
Una que goza de tradición ancestral, por no decir milenaria, es la del “chismorreo”. Óptima la comparación con alguien que se supone que es y está peor, ya se sabe “mal de muchos consuelo de tontos”, y además es fantástico detenerse en los trapos sucios de los demás y “mi colada infecta” la escondo en el armario.
Claro los medios actuales de comunicación lo hacen sumamente cómodos. Observemos cuántos programas de televisión se dedican en exclusiva al cotilleo, obviamente no es porque sí, sino porque existe la demanda.
Es así comprensible que se entronice y casi se endiose a personajes y personajillos, que sus características principales sean la bajeza, la mezquindad, la vulgaridad, la indiscreción y la exaltación de la ignorancia. Es el reconocimiento de lo estúpido y el alivio de la propia estupidez.
Otra vía de ocultación del propio “pozo ciego” se encuentra en la compra compulsiva de cualquiera de los extendidos centros comerciales que con sus reclamos publicitarios aseguran saciar el agujero de la infelicidad. Llenar y llenar en un túnel sin fondo que es la pérdida de uno mismo.
Por supuesto que hay muchas más modalidades de contarse mentiras y entretenerse para no afrontar la única realidad que es mirarse al propio espejo y solicitar ayuda psicológica y el apoyo psicológico.
La entrega incondicional al trabajo es una de las modalidades de autoengaño más reconocidas y valoradas socialmente, pero a esta le dedicaremos otro apartado.
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