Manuales de autoayuda, sí, pero… zapatero a tus zapatos
Oct 24, 2012 // by // Artículos // Sin comentarios
Valencia, 24/10/2012
En las últimas décadas se ha hecho muy popular el recurso de la amplia bibliografía de autoayuda. Obviamente no vamos a regalar publicidad gratuita a los numerosos autores que se dedican al tema y que ya gozan de sustanciosas ganancias, sí comentar que aunque muchos de ellos provienen de origen sajón y especialmente estadounidense, la autoayuda tiene fuentes muy antiguas, podemos encontrar inscripciones jeroglíficas egipcias donde la casta sacerdotal ofrecía sabios consejos de vida para afrontar positivamente las adversidades. Y sin salir del Mediterráneo, nuestros clásicos y olvidados por muchos filósofos son auténticos paladines de soluciones y respuestas para el cambio de perspectiva y percepción.
Como bien conocen los seguidores de la autoayuda, hay manuales para prácticamente todo, al parecer poco menos que es modificable hasta la muerte. Vamos mucho mejor que los deseos factibles de la “lámpara de Aladino” y ya se sabe el principio básico “todo en lo que creas firmemente lo conseguirás”. No acaba el tema con la producción editorial, la cadena es más larga en numerosos casos y con vistas empresariales extendiéndose a escuelas, formaciones y más apéndices.
Con esto no queremos negar que han existido y existen insignes autores y profesionales que efectivamente han beneficiado a tantas personas.
Resulta interesante conocer las biografías oficiales de las figuras representativas de la llamada autoayuda porque encontramos perfiles de personalidad que comparten un consistente espíritu de superación y la consecución clara de metas. Por supuesto ignoramos otros aspectos de su transcurrir que a lo mejor nos aproximaba más a la complejidad del ser humano y sus llamadas debilidades. Cuando se habla de sus “flaquezas”, se asemeja más a un intento de acercamiento estudiado para la captación de la “masa” que a una abierta franqueza.
El aspecto positivo de buscar soluciones mediante este sistema es que la persona se da cuenta que se halla en dificultades, que se está haciendo consciente y tiene sed de saber y de salir del laberinto. Ahora bien, aún sin entender bien por qué a muchas personas lo que según los manuales parece relativamente sencillo y que se consigue no modifica ni su situación, ni su estado psicológico o todavía peor acaban pensando que son un desastre y que será que no tienen remedio.
Otra peculiaridad es la inmensa ampliación de vocabulario técnico y singular que se emplea profusamente, no obstante podamos observar que no integrado con lo cual los conceptos quedan vaciados de contenido.
Curiosamente no proliferan los manuales de cómo auto intervenirse quirúrgicamente, y los médicos critican y se niegan a seguir a los pacientes que van buscando soluciones peregrinas en la red o en otras fuentes más o menos fiables. Está claro que la psique queda una vez más como más irrelevante que el soma. Lástima que seamos todo uno.
Cuando acude a consulta psicológica una persona que se ha embebido en la autoayuda y que no ha conseguido resolver, por el contrario se ha perdido en el camino, tenemos que realizar un trabajo de deconstrucción que complica la labor.
No es sustituible el trabajo de la ayuda psicológica que lleva a cabo un profesional por manuales de autoayuda por audaces y sagaces que éstos sean. En todo caso y desde el conocimiento individual y específico del paciente y sus necesidades los profesionales de la Psicología podemos orientar y asesorar sobre alguno de los manuales que sea ateniente a su caso.
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